miércoles, 24 de noviembre de 2010

Versiones del BlackBerry Messenger

Parece ser que la última versión del BlackBerry Messenger (v5.0.1.41) no ha satisfecho a muchas personas.

Muchos de los usuarios están experimentando problemas con las conexiones, otros con las actualizaciones de estado, el caso es que por una cosa o por otra muchos deciden degradar e instalar una versión anterior del BlackBerry Messenger que haga disfrutar del servicio sin inconvenientes.

De esta manera, traté recopilar la mayor cantidad de “versiones” del BlackBerry Messenger para que elijan e instalar la versión la que crean más conveniente para el sistema operativo de cada uno de sus dispositivos. Todas las descargas son OTA (Over the air = Las pueden instalar directamente desde el dispositivo haciendo clic sobre el link correspondiente).

BBMessenger versión 5.0.0.57

BBMessenger versión 5.0.0.66

BBMessenger versión 5.0.1.38: (S.O. 4.5, S.O 4.6, S.O. 5.0, S.O. 6.0)

BBMessenger 5.0.1.41 (actual)

NOTA: “S.O” significa “Sistema Operativo”, si no tienes claro cuál es el sistema operativo de tu BlackBerry ve a las “Opciones”, luego a “Acerca de” y después del modelo de tu teléfono sale “vX.X.X.XXX” esa es la versión de tu software.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Carta de un hijo

El papá entra en el cuarto de su hijo y ve una carta sobre la cama. La agarra rápidamente y comienza a desdoblarle, ya temiendo lo peor. En ella se lee lo siguiente:

 Querido papá:Es con mucho pesar que te informo que estoy huyendo de casa para nunca más volver.Pero quiero que sepas que no estoy huyendo solo... me he escapado con mi novio, Juan, Estamos muy enamorados... él es un hombre muy lindo y demás muy buen amante.Con todos esos piercings y tatuajes regados por todo su musculoso cuerpo, me vuelve loco cuando me posee y me hace suyo en todas las formas inimaginables.Él también  tiene una espectacular moto BMW en la que  hemos realizado nuestras mayores locuras de amor, pero no es sólo por eso  que quiero estar con mi amado para siempre; es porque descubrí que no me  gustan para nada  las mujeres... las odio y me parecen asquerosas!...Como se que tú no vas a aprobar mi verdadera identidad, ni nuestra relación, es por eso que hemos huido para vivir muy felices en su  trailer.  Además, Juan quiere que adoptemos unos niños para criarlos a nuestro  estilo... porque es que 'en todos los sentidos'  nos gustan tanto los niños !.  

Con Juan también aprendí que  la marihuana y la cocaína son muy buenas; que son cosas naturales y que en realidad no le hacen mal a nadie.Por eso, en nuestro pequeño hogar nunca van a faltar esas maravillosas drogas que, mezcladas a nuestro sexo excéntrico, nos llevan a lugares inimaginables.Juan me ha dicho que  él, nuestros hijos, sus colegas gays y yo, podremos  vivir todos juntos, dentro  de la más perfecta armonía.Papá, no quiero que te  preocupes. Yo ya soy un hombrecito de 15 años y me  se cuidar muy bien, porque  ya se perfectamente lo que quiero de la vida.  Tal vez un día yo regrese, y  espero que tú y mi mamá se sientan orgullosos  al conocer a mis hijos y a mi marido.Un gran  abrazo!El padre estaba en shock y casi desmayando, cuando vio que  abajo había un  par de líneas más:

PD: Papá... ya no te asustes más, que todo eso es mentira!... Fui a dar una vueltecita con Isabelita, la  rubiecita de al lado que está más buena que el coño.....la hija de  Doña María, nuestra vecina; creo que hoy la corono completita!!!!.

Sólo quería  demostrarte que existen cosas mucho peores que las notas en rojo de mi boleta, que te estoy dejando en la primera gaveta pa que me la  firmes.

Ahora sí, un gran abrazo de tu hijazo...bruto como un hijueputa, pero macho nojodaaa !!!

domingo, 7 de noviembre de 2010

MacDonald's a domicilio desde tu BLACKBERRY (Sólo en Ccs)



Varios sectores de Caracas disfrutarán esta innovadora propuesta. Con una llamada local al 620.00.00 podrás ordenar hamburguesas, sándwiches y hasta helados con entrega directa en tu casa u oficina.

Gracias al nuevo servicio McEntrega con una llamada telefónica es posible disfrutar de la variedad y calidad de los productos de McDonald’s a domicilio. Con sólo llamar al 620.00.00, en Caracas, se realiza el pedido y tras una espera de máximo 40 minutos se tendrán los productos en la casa u oficina.

McEntrega, en su primera etapa, funciona en los restaurantes McDonald’s de Sabana Grande, La Castellana, CCCT, La California, La Trinidad, La Urbina, Parque Caracas, San Antonio, El Paraíso y Bello Monte y prestará servicios a las zonas cercanas de cada uno de estos locales

El servicio de McEntrega, único en el país que ofrece delivery de hamburguesas, tiene un costo adicional de 15 bolívares y puede disfrutarse desde las 11 de la mañana hasta las 10 de la noche. Debido a que se usan empaques especiales para la McEntrega sólo se venden combos grandes. Como postre hay helado de vainilla con cualquiera de los toppings que ofrece McDonald’s.



Con la puesta en marcha de este nuevo servicio se generan 75 empleos directos y 200 indirectos. McDonald’s hizo una alianza con empresas especializadas para activar este servicio: el call center es atendido por Atento, empresa con experiencia en el área y el reparto está en manos de Serviexpress Internacional, compañía dedicada al servicio profesionalizado de entregas.

Como forma de pago puede usarse efectivo y tickets de alimentación de papel. Este servicio, que se inicia en 10 restaurantes de Caracas, planea extenderse a otras ciudades del país.

Acerca de McDonald’sMR: McDonald’sMR es la principal cadena de restaurantes de servicio rápido de comidas alrededor del mundo, con más de 30.000 locales en los que se atienden diariamente a 52 millones de personas en más de 100 países.

Para descargar la aplicacion via OTA hagan click AQUI

jueves, 4 de noviembre de 2010

Aventuras de un Pasante

Por Raúl Stolk Nevett | 15 de Octubre, 2010

Montar un resumen curricular es, para un estudiante de tercer año de derecho, una tarea titánica, principalmente porque no hay nada que resumir. Se empieza por lo indiscutible. Nombre, teléfono, dirección (se complica la cosa), fecha de nacimiento, estado civil, ¿sexo? y todavía queda una sabana para llenar un perfil con cualidades que todavía no existen. Todo con doble espacio por supuesto. ¿Calificaciones? Depende, sólo si son buenas. ¿Idiomas? Yes please, todos los que se pueda, así solo se machuquen. Luego se pone interesante la cosa. Cualquier actividad que denote liderazgo: Campamento Indiecito Guaraní, Guía de Cuerdas. Este último es verídico, yo lo vi. Hoy en día además te meten los Modelos de Naciones Unidas como si fuesen postgrados en liderazgo. Bendito liderazgo. Tú siempre te preguntaste “con tantos líderes ¿quién carajo va a hacer las vainas?”

Pasada la tragedia del CV luego viene la parte de las entrevistas. Esa primera entrevista de la que jurabas pendía tu vida era (y sigue siendo) un vulgar examen de conformidad. Dos piernas (check), dos brazos (check), lee (check), escribe (check), sello Norven y Bienvenido.

Llegaste emocionado y con el estómago un poco revuelto a tu primer día, con tu corte de cadete y el flux ese buenísimo de tu papá, ese que “nunca pasará de moda mijo.” Te recibieron en la recepción e inmediatamente te mandaron a la “sala de pasantes.” De una te sonó a castigo. Entraste y ahí estábamos nosotros. Te ignoramos al principio mientras nos peleábamos por una engrapadora para ver quien le engrapaba el ruedo a una chaqueta que tenía el forro colgando. Te nos presentaste con tu nombre completo y un apretón de manos con mirada fija a cada uno. Te contestamos con puros sobrenombres y echadera de vaina.

Ese primer día, me tocó a mí hacerte el Tour. Un paseíto por Caracas. Primero al Tribunal Supremo y luego al Edificio José María Vargas en la esquina de Pajaritos. La majestuosidad del Tribunal Supremo te impactó. El tamaño, el vitral de Alirio Rodríguez y el aire que se respiraba daban una sensación de orden en medio del caos. Dijiste que la arquitectura del edificio te parecía fantástica porque transmitía el ideal de que la justicia está por encima de todos. A mí el comentario me pareció una mariconada, quizás por eso nunca se me olvidó.

El edificio de la esquina de Pajaritos, donde estaban el resto de los tribunales, era una historia completamente distinta. Ese si era el verdadero reflejo de la justicia en Venezuela: demacrada, maltratada, vencida… en fin, derogada. Lo único que lo salvaba, lo único que reflejaba un pequeño matiz de la majestuosidad del Tribunal Supremo era el mural del Doctor Vargas con la inscripción: “El mundo es del hombre justo.” Cada vez que lo veías suspirabas. “Una luz en medio de toda esta ironía,” decías.

Ya con un poco más de experiencia, el pelo desgreñado y un montón de grapas para aguantarle el ruedo a la chaqueta de tu papá, pateabas la calle como nadie. Le dábamos duro en esa época. Metrobús hasta Chacaito, Metro hasta Capitolio y después cada quien agarraba su rumbo. Los que iban al Tribunal Supremo se montaban en un carrito en la Baralt. El resto, los de abajo, caminábamos hasta la esquina de Pajaritos. Éramos 12, Los 12 del Patíbulo. Así nos llamaba Hilda la ascensorista. Caminábamos con confianza, a paso de devoradores de mundos, sin miedo a la delincuencia y sorteando (de memoria) los obstáculos que los buhoneros ponían a diario en nuestro camino. Y éstos (los buhoneros) nos saludaban todos los días por puro respeto, o al menos eso nos gustaba creer.

La zona era acogedoramente hostil. En una que otra esquina se veían aglomeraciones de gente apoyando al gobierno en su eterna campaña. Por ahí estaban la esquina caliente y uno que otro grupito que se formaba, donde viejos sin dientes, invisibles a los transeúntes habituales, balbuceaban insultos incompresibles dirigidos a los Adecos y a los Copeyanos. Nadie les paraba mucha bola. Todo el mundo era chavista, pero nadie se ponía camisa roja.

El trabajo era sencillo en verdad, todo lo que teníamos que hacer era llegar a tribunales, revisar los expedientes (normalmente más de 100), ver si había alguna actuación nueva y regresar a la oficina con la información. Éramos unos linces en tribunales, conseguíamos la información como fuera, pero los abogados nos salvaban del trabajo sucio. Lo más feo y denigrante que nos tocaba hacer era repartir las cestas de Navidad en diciembre.

Al terminar la jornada, nos reuníamos en el quiosco de abajo para comer Platanito y tomar Frescolita. Otra opción era pasar por los tribunales de Familia para tomarnos un Nestea y saludar a las demás mafias de pasantes que normalmente descansaban ahí. Recuerdo especialmente el halo elitesco que tenían los de PDVSA, los mejor pagados y los únicos con trabajo posterior asegurado. Era el sitio para trabajar, cómo cambian las cosas.

Para regresarnos a la oficina nos sumergíamos en un mercado de buhoneros donde hoy en día un Blackberry no sobreviviría ni 10 segundos. Recuerdo ese mercadito como algo pintoresco, como vería un turista los mercados de Estambul. Emergíamos nuevamente por donde estaba el tipo que vendía las pantaletas malandras que yo te juraba algún día iba a regalar a mi novia. Ahí tomábamos el autobús que nos llevaba hasta la oficina. Llegábamos a nuestra celda, “la sala de pasantes,” y nos trancábamos a fumar como una partida de putas presas.

Tu lealtad, al igual que la de los demás, más que con la firma estaba con tus compañeros. Me sacaste las patas del barro más de una vez cuando llegaba tarde o cuando simplemente no llegaba porque estaba enratonado. Y cuando me molestaba porque no me habían entregado un expediente luego de haber hecho horas de cola, me calmabas con aquella frase que era tan tuya como de Churchill “nunca un hombre había hecho tanto por tan poco.” Tú, en cambio, eras impecable. Además naciste parado. Recuerdo que el único día que te quedaste dormido por estar estudiando Administrativo hasta las mil y quinientas, todos los tribunales que tenías asignados amanecieron con aquel carteloncito glorioso que decía “NHD” (No Hay Despacho).

Siempre fuiste distinto. En tu primer trabajo como abogado, dejando atrás los días de las cestas de navidad, platanitos en la cola y chaquetas engrapadas, te tocó solicitar una notificación judicial para hacer una cesión de créditos. La más sencilla de las tareas. Fuiste a un Tribunal de Municipio tal y como te habían recomendado, ahí en tu viejo Edificio José María Vargas en la esquina de Pajaritos. Llevaste el escrito que leíste y releíste cuarenta veces para que no te lo rebotaran, sellado con tu nombre y número de Inpreabogado y estampado con tu flamante firma. Era el primer documento que introducirías en tribunales, la pompa no era para menos. Llegaste temprano. Hablaste con el secretario para cuadrar la fecha que más le convenía a la juez “jueves mejor que miércoles, el miércoles los niñitos salen temprano del colegio.”

Luego de que te recibieron el documento, el secretario te participó que había que pagar el traslado de la juez. Ante tal razonable requerimiento tu instinto fue sacar la cartera y preguntar “¿cuánto es?” El secretario te vio la cara de conejo inmediatamente. “No, así no, son 700 me los metes en un sobre y me los entregas el día del acto, a mí directamente.” Obviamente no estaba hablando de 700 bolívares, pues cualquier taxi hasta la Libertador cobraría 3 mil. Te negaste a pagar. Dijiste que el acceso a la justicia era gratuito y que tu no les ibas a dar ni un centavo. El secretario se rió, “chamo por menos de 700 mil la Doctora no se mueve de su escritorio.” Insististe, dijiste que estabas en tu derecho y que no te ibas hasta que foliaran el documento y pactaran la fecha. En medio de la discusión, se abrió la puerta del despacho del Juez y salió una señora bien vestida, con cara de buena gente que podía ser la mamá de cualquiera, anunciando que se retiraba temprano porque tenía que comprar unos peces para el colegio de los niñitos. Frente a un tribunal estupefacto, apelaste tu reclamo ante la juez, buscando apoyo entre las miradas incrédulas de la gente que estaba en la cola del archivo.

Con la mirada impávida y un gesto de su muñeca, “la Doctora” le ordenó al alguacil que te retirarán del tribunal. Te sacaron entre tres arrastrado y pataleando, invocaste cuanta ley y derecho constitucional se te ocurrió e igual te sacaron. Te lanzaron fuera y cerraron la puerta “en este país nada es gratis y menos la justicia.”

Sé que te botaron de la firma, pero aparte de eso no supimos más de ti. Algunos de los testigos cuentan que maldijiste al país y juraste irte para nunca volver. Por otro lado me llegó que lo habías dejado todo y te habías ido al Paují en busca de una vida más simple. A mí me gusta pensar que montaste una humilde y digna oficina desde donde despachas a tu manera y sin condiciones, dándole puros dolores de cabeza a nuestro podrido sistema.

Nos hacemos titulares de lo ilegitimo, lo hacemos nuestro y lo hacemos la regla . ¿Cómo es posible que en el país del “Habilitado,” de la “Cometa,” del “Traslado” y del 10% por “Cubierto,” alguien se atreva a decir “basta ya”? Pues tu lo hiciste y, por eso, eres más grande que el resto de nosotros. Porque al menos esa mañana, viejo amigo, el mundo fue tuyo y nos tuviste a tus pies.

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Disclaimer: El título, “Aventuras de un Pasante,” no es mío. Hace unos años un colega y viejo amigo me dijo que ese sería el título de su libro. Por esto, Dr. Aguerrevere, si algún día en efecto lo escribe, se lo dejo libre de cargo.

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Fuente: http://prodavinci.com/2010/10/15/aventuras-de-un-pasante-o-de-como-el-mundo-es-del-hombre-justo/